Adeodato (372 -391) fue hijo de Agustín de Hipona. «Adeodato» significa «regalo de Dios».[1]
Biografía
Nació antes de la conversión de su padre como fruto de una relación que San Agustín de Hipona mantuvo con Melania, una mujer de Cartago a la que conoció allí en su juventud, en el año 370. De hecho, Adeodato vino al mundo dos años más tarde, cuando Agustín tenía diecisiete o dieciocho años.[1] Agustín lo llamó en algún momento «el hijo del pecado»,[2] en la amargura de su propio reproche por tratarse del fruto de un amor no matrimonial. En la explicación del propio Agustín:
Según el académico de Oxford Henry Chadwick, Agustín vivió con la madre de Adeonato durante más de trece años, siéndole enteramente fiel.[1] El nombre de la madre de Adeodato no se transmitió en las fuentes por deseo del propio Agustín. Ella y su hijo lo acompañaron a Roma y Milán. Finalmente, la madre de Adeodato regresó a Cartago y se retiró a un monasterio, mientras que el adolescente quedó a cargo de su abuela, Mónica. Junto a Agustín y a Alipio de Tagaste, Adeodato fue bautizado en Mediolanum por el obispo de esa ciudad, Ambrosio de Milán en 387.[2] En expresión del propio Agustín al referir su bautismo:
Adeodato falleció poco tiempo después de su bautismo. Como comentó Agustín en sus Confesiones, lo hizo aparecer como uno de los protagonistas en su diálogo De Magistro (El maestro). Allí, el autor pone en labios de Adeonato:
Referencias



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